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Feijóo cierra su primera campaña catalana con el miedo de no superar a Vox y que los socialistas arrasen

El presidente del PP pide "unir" el voto y apela directamente a los votantes de la extrema derecha. 

Alberto Núñez Feijóo
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, acompañado por el candidato popular a la presidencia de la Generalitat, Alejandro Fernández. EFE/ Andreu Dalmau

La campaña electoral catalana ha llegado a su fin este viernes y a medida que se acercaba la fecha el miedo se ha ido apoderando de un Partido Popular que tiene como objetivo convertirse en la cuarta fuerza política del Parlament de Catalunya. Un puesto que ahora ocupa Vox y para el que necesitarían dispararse de los tres escaños que obtuvieron en 2021 a más de 10 asientos, contando con que la extrema derecha pierda por lo menos dos. Las cuentas le salían al PP —o al menos presumía de ello— hace semanas, pero al meterse en harina catalana han visto que los de Santiago Abascal tienen un suelo electoral "importante".

Por eso Feijóo ha centrado su último mensaje de la campaña en unir el voto. En un acto en Hospitalet junto a Alejandro Fernández, candidato del PP catalán, y al que también han asistido miembros de la dirección nacional como Cuca Gamarra y Elías Bendodo, el presidente de los conservadores ha intentado achicar a Vox. "No conozco a nadie que haya ganado las elecciones dividiendo el voto", aseguró defendiendo que el PP es "el único partido de Estado de Catalunya" y "la única alternativa real al socialismo y el independentismo". 

"Somos el único partido, repito, el único partido que no quiere que el procés siga abierto", insistió el presidente nacional del PP en un claro señalamiento a Vox, a quienes acusó, como al resto de formaciones, de usar el proceso secesionista para "medrar".  Fernández, por su parte, defendió que el PP no es "un movimiento de protesta" ni "un voto de pataleta, de berrinche". "De ese voto que votas por cabreo", apostilló. 

También apuntó Feijóo a Vox cuando criticó a quienes "denostan el estado de las autónomas para conseguir algunos votos". "Allá con su responsabilidad", dijo. Y, a continuación, pidió el voto "a los votantes que fueron de Vox" porque, dijo,  "saben perfectamente" que el PP es "el lugar apropiado para concentrar sus votos".

El cuerpo a cuerpo con la extrema derecha ha marcado sin duda la recta final de la campaña para el PP, que optó por radicalizar su discurso y asumir los postulados xenófobos de Vox a la caza de votos. El otro elemento protagonista fue el giro de guion que Pedro Sánchez provocó con su amago de dimisión. El líder socialista volcó el tablero político hace dos semanas y, según analizan distintos dirigentes del PP a diferentes niveles, logró cambiar la conversación pública. "Llevamos una semana de campaña y no se habla ni de amnistía ni de Koldo", razonaba en el ecuador de la misma un alto cargo popular.

El miedo a que Sánchez coja aire 

En el PP han asumido que el PSC sacará un "muy buen" resultado en Catalunya y temen que una victoria amplia de Salvador Illa le dé un balón de oxígeno importante a Sánchez de cara a las elecciones europeas.

Así, el mismo Feijóo que se comprometió a tener un "proyecto" propio y alternativo para Catalunya cuando asumió los mandos de Génova ha ido modulando su mensaje arrastrado por Sánchez y Abascal en la que ha sido su primera campaña catalana como líder del PP. "A Sánchez le dará igual el resultado de su partido", afirmó el presidente popular, porque, según él, "el único voto en el que se fijará será el del constitucionalismo".

El ‘modelo Albiol’

PSOE y Vox han sido los dos grandes fantasmas del PP en esta campaña. De anunciar que volverían a las calles contra el presidente del Gobierno, Feijóo pasó a endurecer el discurso sobre inmigración en una estrategia estudiada cuya fase final ha sido poner en valor el 'modelo Albiol'. "Aquellos que están preocupados por la ocupación y por la inseguridad en Catalunya, les proponemos que no confíen en el modelo del PSOE ni de Colau, sino que confíe en el modelo del PP de Badalona", dijo el líder nacional del PP este viernes en un mitin por la mañana.

Xavier García Albiol, actual alcalde de Badalona, se ganó que la oposición le comparase con la ultraderechista francesa Marine Le Pen por su discurso xenófobo. En 2009, por ejemplo, se opuso a la construcción de una mezquita; un año después lanzó un vídeo vinculando a las personas rumanas de etnia gitana con la vigilancia; y, en 2015, durante una campaña electoral, García Albiol llenó la ciudad de carteles con el lema "limpiando Badalona".

La dirección nacional de Feijóo pone ahora como ejemplo a Albiol y no solo Feijóo, también Gamarra, Borja Sémper o Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, han hecho seguidismo de este discurso. "Hay que ganar a Vox en Catalunya", responde un presidente autonómico del PP.

Paradójicamente, Isabel Díaz Ayuso, que ha llegado a vincular inmigración con agresiones sexuales, se ha desmarcado de la estrategia de Génova asegurando que inmigración irregular y ocupación "son problemas distintos" que no se deben mezclar. "Pienso que los inmigrantes no son culpables", aseguró este viernes desde Tarragona, ciudad natal de Alejandro Fernández.

Las esperanzas puestas en las europeas

Con todo, y pese al empujón de Feijóo y Ayuso en la última semana, los populares se han resignado a aceptar que no serán decisivos en la conformación del nuevo Govern y de hecho apuntan a la repetición electoral como escenario "más realista". "Los independentistas no van a apoyar tan fácilmente al PSC", razona un alto dirigente del PP. Por su parte, la mirada de la dirección nacional está ya puesta en las elecciones europeas del 9 de junio.

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